La imagen de Eva Perón está indisolublemente asociada a la tarea social que desarrolló desde la Fundación que llevaba su nombre y a la que dedicó lo mejor de sí.
Lo que para las damas de la alta sociedad era caridad, limosna o beneficencia, para ella era justicia, a secas. Dispuesta a poner en práctica sus convicciones, la esposa del entonces presidente Juan Domingo Perón, al regreso de su recordada gira europea, creó la Cruzada Social María Eva Duarte de Perón, antecedente de la Fundación Eva Perón que nació en 1948.
El cometido de la institución era múltiple: desde proveer amparo a madres solteras, ancianos sin familia y niños huérfanos, hasta el suministro gratuito de útiles escolares, calzado, juguetes, enseres domésticos, sillas de ruedas, prótesis, medicamentos y vituallas navideñas. Además, contaba con colonias de vacaciones en centros turísticos. Enseñaba oficios y organizaba torneos de futbol infantil.
La primera dama no ocupaba ningún cargo público, y atendía hasta altas horas de la madrugada a las personas que acudían desde todos los rincones del país a solicitar ayuda. En poco tiempo, la institución diversificó sus actividades y extendió su presencia a todas las provincias.
La Fundación en Córdoba
Córdoba fue beneficiada con varias obras planificadas y financiadas por la Fundación Eva Perón, entre ellas la Ciudad Universitaria; el Hogar Escuela para niños y adolescentes (rebautizado años más tarde Instituto Pablo Pizzurno); un Hogar de ancianos y la Unidad Turística de Embalse de Río Tercero.
Las tres primeras instalaciones estaban localizadas en un mismo espacio físico: el vasto predio, contiguo al Parque Sarmiento, donde funcionó la Escuela Práctica de Agricultura y Ganadería de la Nación hasta que fue trasladada a la ciudad de Bell Ville.
Durante la administración del brigadier Juan Ignacio San Martín, se convino que la provincia cedería a la Fundación parte de ese amplio solar: una parcela de 12 hectáreas de superficie, donde la institución debía construir un Hogar de Ancianos y un Hogar Escuela; y otra parcela de aproximadamente 70 hectáreas, donde debía levantarse la Ciudad Universitaria Estudiantil, dominada por el gigantesco Pabellón Argentina.
La donación se concretó a fines de 1949, en tanto que la escritura traslativa de dominio se firmó el 21 de julio de 1952, días antes del fallecimiento de Eva Perón, poco después que Raúl Felipe Lucini asumiera como gobernador. Para entonces, las obras avanzaban a buen ritmo.
La casita de los viejos
El Hogar de Ancianos se levantó en el terreno donde moría el bulevar Chacabuco, en el barrio de Nueva Córdoba, una zona despoblada por esos días en que la capital cordobesa mutaba de aldea provinciana a gran ciudad.
El monumental edificio de techo de tejas, símbolo emblemático de la llamada arquitectura peronista, contaba con más de 10 mil metros cuadrados de construcción sólida, máximo confort y detalles de lujo: azulejos, plomería de bronce y sanitarios de la mejor calidad. La nave principal comunicaba con los cinco pabellones que albergarían a los pensionados.
Igual que los demás Hogares del resto del país, estaba provisto de consultorios médicos y odontológicos; salones de esparcimiento, peluquería, lavanderías, salón social, bibliotecas y talleres para que los internados pudieran practicar oficios y desarrollar tareas terapéuticas.
El complejo edilicio se completaba con otras construcciones auxiliares, entre ellas tres chalets diseminados en el amplio parque poblado de eucaliptos, jardines y calles internas para el desplazamiento de ambulancias y otros vehículos.
Final poco feliz
La muerte de Eva Perón, en julio de 1952, no paralizó la actividad de la Fundación, aunque, dirigida por el Consejo de Administración que tomó el lugar de la difunta, su ritmo decayó notablemente.
El golpe final se lo asestó la llamada Revolución Libertadora, en 1955, que dispuso la cancelación de la personería de la institución y la liquidación de sus bienes, además de promover la investigación de supuestos actos ilícitos o irregularidades que no llegaron a comprobarse. Nada de eso era casual: sabían que golpeando a la Fundación que llevaba su nombre, aporreaban la memoria de Eva Perón.
El Hogar de ancianos no llegó a inaugurarse ni habilitarse como tal. Sus flamantes instalaciones pasaron a manos de la provincia en el año 1957; desde entonces, allí funcionó la Casa de Gobierno, más conocida como Casa de las tejas.
Hasta que, en enero de 2011, paradójicamente, un gobernador peronista mandó a demoler el hogar de ancianos que no fue.
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