El hogar de ancianos que no fue
- Esteban Dómina
- 22 jul 2012
- 3 Min. de lectura
La imagen de Eva Perón está indisolublemente asociada a la tarea social que desarrolló desde la Fundación que llevaba su nombre y a la que dedicó lo mejor de sÃ.
Lo que para las damas de la alta sociedad era caridad, limosna o beneficencia, para ella era justicia, a secas. Dispuesta a poner en práctica sus convicciones, la esposa del entonces presidente Juan Domingo Perón, al regreso de su recordada gira europea, creó la Cruzada Social MarÃa Eva Duarte de Perón, antecedente de la Fundación Eva Perón que nació en 1948.
El cometido de la institución era múltiple: desde proveer amparo a madres solteras, ancianos sin familia y niños huérfanos, hasta el suministro gratuito de útiles escolares, calzado, juguetes, enseres domésticos, sillas de ruedas, prótesis, medicamentos y vituallas navideñas. Además, contaba con colonias de vacaciones en centros turÃsticos. Enseñaba oficios y organizaba torneos de futbol infantil.
La primera dama no ocupaba ningún cargo público, y atendÃa hasta altas horas de la madrugada a las personas que acudÃan desde todos los rincones del paÃs a solicitar ayuda. En poco tiempo, la institución diversificó sus actividades y extendió su presencia a todas las provincias.
La Fundación en Córdoba
Córdoba fue beneficiada con varias obras planificadas y financiadas por la Fundación Eva Perón, entre ellas la Ciudad Universitaria; el Hogar Escuela para niños y adolescentes (rebautizado años más tarde Instituto Pablo Pizzurno); un Hogar de ancianos y la Unidad TurÃstica de Embalse de RÃo Tercero.
Las tres primeras instalaciones estaban localizadas en un mismo espacio fÃsico: el vasto predio, contiguo al Parque Sarmiento, donde funcionó la Escuela Práctica de Agricultura y GanaderÃa de la Nación hasta que fue trasladada a la ciudad de Bell Ville.
Durante la administración del brigadier Juan Ignacio San MartÃn, se convino que la provincia cederÃa a la Fundación parte de ese amplio solar: una parcela de 12 hectáreas de superficie, donde la institución debÃa construir un Hogar de Ancianos y un Hogar Escuela; y otra parcela de aproximadamente 70 hectáreas, donde debÃa levantarse la Ciudad Universitaria Estudiantil, dominada por el gigantesco Pabellón Argentina.
La donación se concretó a fines de 1949, en tanto que la escritura traslativa de dominio se firmó el 21 de julio de 1952, dÃas antes del fallecimiento de Eva Perón, poco después que Raúl Felipe Lucini asumiera como gobernador. Para entonces, las obras avanzaban a buen ritmo.
La casita de los viejos
El Hogar de Ancianos se levantó en el terreno donde morÃa el bulevar Chacabuco, en el barrio de Nueva Córdoba, una zona despoblada por esos dÃas en que la capital cordobesa mutaba de aldea provinciana a gran ciudad.
El monumental edificio de techo de tejas, sÃmbolo emblemático de la llamada arquitectura peronista, contaba con más de 10 mil metros cuadrados de construcción sólida, máximo confort y detalles de lujo: azulejos, plomerÃa de bronce y sanitarios de la mejor calidad. La nave principal comunicaba con los cinco pabellones que albergarÃan a los pensionados.
Igual que los demás Hogares del resto del paÃs, estaba provisto de consultorios médicos y odontológicos; salones de esparcimiento, peluquerÃa, lavanderÃas, salón social, bibliotecas y talleres para que los internados pudieran practicar oficios y desarrollar tareas terapéuticas.
El complejo edilicio se completaba con otras construcciones auxiliares, entre ellas tres chalets diseminados en el amplio parque poblado de eucaliptos, jardines y calles internas para el desplazamiento de ambulancias y otros vehÃculos.
Final poco feliz
La muerte de Eva Perón, en julio de 1952, no paralizó la actividad de la Fundación, aunque, dirigida por el Consejo de Administración que tomó el lugar de la difunta, su ritmo decayó notablemente.
El golpe final se lo asestó la llamada Revolución Libertadora, en 1955, que dispuso la cancelación de la personerÃa de la institución y la liquidación de sus bienes, además de promover la investigación de supuestos actos ilÃcitos o irregularidades que no llegaron a comprobarse. Nada de eso era casual: sabÃan que golpeando a la Fundación que llevaba su nombre, aporreaban la memoria de Eva Perón.
El Hogar de ancianos no llegó a inaugurarse ni habilitarse como tal. Sus flamantes instalaciones pasaron a manos de la provincia en el año 1957; desde entonces, allà funcionó la Casa de Gobierno, más conocida como Casa de las tejas.
Hasta que, en enero de 2011, paradójicamente, un gobernador peronista mandó a demoler el hogar de ancianos que no fue.