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Lo historiable de 2019

Como en años anteriores, intentaremos reseñar lo que probablemente quede en la historia del 2019, recordando una vez más que no todo lo que pasa alcanza ese registro.


Mundo

El año cerró con un primer acuerdo en la guerra comercial desatada entre EE.UU. y China que tiene en vilo al resto del mundo. En EE.UU., el impeachment aprobado por la Cámara de Representantes contra el presidente Donald Trump calentó la política de aquel país, donde en 2020 habrá elecciones generales.

En Francia el rechazo de la reforma jubilatoria impulsada por Macron volvió a sacudir la calma, alterada desde la irrupción de los chalecos amarillos. En Cataluña, un nuevo brote separatista conmovió a España, en tanto que en Gran Bretaña el Brexit continúa dominando la agenda. La turbulencia siguió en Medio Oriente, con epicentro en Siria.

Y un fracaso histórico, el de la COP25, la cumbre climática que no logró consensos alrededor de cuestiones vitales para el planeta.


Región

La región se vio convulsionada por episodios imprevistos. En Chile, una movilización ciudadana de vastas dimensiones cuestionó la vigencia de un modelo que no aparentaba estar socavado en sus bases como quedó demostrado en las principales ciudades donde los manifestantes ganaron las calles para expresar su disconformidad.

En Bolivia, lo que la mayoría de las opiniones coinciden en señalar como un golpe de Estado, el presidente Evo Morales debió abandonar el gobierno antes de expirar su mandato, luego de intentar extenderlo por un nuevo período.

En Uruguay las elecciones también decretaron un cambio de ciclo político tras 15 años de gobierno del Frente Amplio, en tanto que en Venezuela parece reinar una suerte de status quo de baja intensidad republicana.

Y por si fuera poco, la Amazonia ardió en llamas.


Argentina

En el orden nacional hubo elecciones para elegir la fórmula presidencial para el período 2019-2023, además de diputados y senadores. A ese efecto, las Primeras Abiertas, Simultáneas y Obligatorias se realizaron el 11 de agosto. Ninguna de las fuerzas políticas sometió la integración de las listas de candidatos al voto ciudadano, que debió convalidar nóminas resueltas de antemano en círculos partidarios en el mejor de los casos. Lo que debió haber sido una compulsa “hacia adentro” de los partidos se convirtió en la práctica en una elección abierta equivalente a una primera vuelta electoral.

En dicho turno, el Frente de Todos se impuso a la alianza oficialista por 17 puntos porcentuales. Parecía estar todo dicho. Sin embargo, el 25 de octubre, fecha establecida para la primera vuelta, hubo un reacomodamiento que si bien confirmó la tendencia, redujo notablemente la diferencia, aun cuando no fue necesario recurrir al balotaje. Los resultados arrojaron dos novedades destacadas: la primera, el cambio de signo político y el consiguiente retorno del peronismo al poder. La segunda, la composición de la fórmula ganadora, donde la expresidenta Cristina Kirchner ocupó el segundo lugar debajo de Alberto Fernández, el presidente electo. Esta circunstancia representa un hecho inédito en la historia argentina: nadie ocupó la vicepresidencia luego de haber ejercido la primera magistratura.


Córdoba

En la provincia de Córdoba las elecciones del 12 de mayo marcaron la continuidad del ciclo peronista, que habrá de extenderse hasta completar 24 años ininterrumpidos en el gobierno, contados desde 1999. El electorado cordobés reeligió a Juan Schiaretti por un segundo período —el tercero no consecutivo— que de ese modo iguala la performance de José Manuel de la Sota en el ejercicio del mismo cargo.

El registro histórico seguramente tomará nota de que se tratará del ciclo más prolongado hasta el presente —seis mandatos consecutivos— de una misma fuerza. Desde 1983, el radicalismo había ejercido los cuatro primeros. Para hallar algo parecido hay que remontarse a los tiempos del orden conservador, anterior a la vigencia de la Ley Sáenz Peña. Otro dato es que a lo largo de 40 años Córdoba habrá tenido sólo cuatro gobernadores.

La mayor novedad se registró en la ciudad de Córdoba donde, a diferencia de lo que venía pasando, las elecciones fueron convocadas junto con las provinciales. El radicalismo pagó un alto precio por esa decisión, al resignar el gobierno que había ejercido en los dos últimos períodos y facilitar el regreso del peronismo, cuyo último representante comunal fue Germán Kammerath, entre 1999 y 2003. Si se tiene en cuenta que el nombrado pertenecía a otro partido, el dato histórico es que la capital cordobesa volvió a tener un intendente peronista desde 1973.

Y un hecho local historiable: Córdoba fue sede del Congreso Internacional de la Lengua Española.

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