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Trámite exprés o debate integral

El Departamento Ejecutivo Municipal pretende que el segundo intento para concesionar el servicio de recolección de residuos urbanos tenga un trámite acotado y exprés. Acotado a los pliegos enviados al Concejo Deliberante y exprés durante el mes de febrero.

En nuestra opinión, el debate debiera ser integral, exhaustivo, sin urgencias ocasionales ni condicionamientos. Lo actuado en materia de Higiene Urbana durante los cinco años de la gestión Metre es una sucesión de fracasos.

El primer intento -la fallida licitación Nacional e Internacional Nº 84/13 que debió haber concluido en diciembre de 2013-, fue anulada tardíamente, tras permanecer en una suerte de limbo durante 30 meses. Entretanto, se dispuso una prórroga graciosa para que Lusa y Cotreco siguieran a cargo de la concesión.

Nuevo dibujo

Paralelamente, a partir del 1º de julio de 2016, se desdobló el servicio, delegando el barrido de calzadas y la disposición final de residuos urbanos en el ESyOP (Ente de Servicios y Obras Públicas). En realidad, se inventó el ESyOP con un doble fin: aliviar los costos empresarios del tramo de mano de obra intensiva y simular un cambio de patronal para habilitar el pago de las indemnizaciones acordadas con el SURRBAC.

A su vez, para cerrar el dibujo, se llamó a una nueva licitación acotada a un solo rubro: la recolección de residuos sólidos urbanos, es decir la recolección mecanizada, dejando de lado el sistema automatizado basado en la progresiva contenerización y otras innovaciones previstas en los pliegos de la licitación fallida.

El resultado de ese proceso caótico y mal planificado es el que muestra la foto actual: un servicio que debiera ser gestionado y controlado de modo centralizado, está repartido entre los concesionarios privados, el ESyOP, la Crese residual –que aún existe- y CORMECOR, la empresa mixta que debe ocuparse del tratamiento y disposición final de los residuos.

En otras palabras, sin autocrítica ni fundamentos serios, de los cinco rubros que prestaba la CRESE integrada (limpieza, barrido, recolección domiciliaria, mantenimiento de basurales a cielo abierto y operación del vertedero de Piedras Blancas), cuatro volvieron al Municipio: los de mano de obra intensiva y puro costo; en tanto que la crema del negocio -la recolección mecanizada- se licita para que siga en manos de operadores privados durante ocho años.

Más caro

Esta balcanización del sistema no es gratuita. El costo del servicio aumentó en el período 2012 y 2016 un 500%, en tanto que la inflación real fue, en ese mismo período, del 300%. La Crese integrada costaba alrededor de 37 millones de pesos mensuales y el costo actual, sumando todos los componentes, ronda los 230 millones. Ese costo que representaba el 13% del Presupuesto, actualmente está alrededor del 19%, en detrimento de otros servicios que presta el Municipio.

Lo peor del caso es que la calidad del servicio, lejos de mejorar, empeoró. Basta recorrer la ciudad, especialmente después de un feriado, o relevar los más de 200 basurales a cielo abierto.

Avanzar en la sanción del pliego, sin un debate integral y profundo y sin atender los cabos sueltos que exhibe el sistema, es una irresponsabilidad. Por ejemplo, ¿qué rol cumple y cumplirá la Crese residual? En cuanto a los vertederos, pasados y presentes: ¿cuánto costará la regularización, clausura y remediación de Piedras Blancas, hoy colapsado, y el juicio entablado por los propietarios? Lo mismo que la remediación pendiente de Potrero del Estado, desactivado hace cinco años.

El círculo virtuoso –separación en origen, recolección diferenciada y recuperación de valor económico o energético- sigue a fojas cero, envuelto en una retórica que pretende ocultar que en los últimos años hubo una regresión del incipiente avance que representaron en su momento los llamados Puntos Verdes. El resultado está a la vista: se siguen colmando vertederos donde se amontonan residuos sin clasificar que contaminan el medio ambiente y los basurales a cielo abierto proliferan en toda la ciudad, especialmente en la periferia.

Por estas, y muchas otras cuestiones que por razones de espacio quedan omisas, los vecinos se merecen un debate abierto e integral, evitando caer en la falsa opción si estatal o privado. La opción es una sola: hacer lo que más convenga a la ciudad.

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