Conocí a Hebe Goldenhersch en 1970, en tiempos de dictadura. Era nuestra profesora en la Facultad de Ciencias Económicas.
Ella tenía 28 años, apenas 10 más que sus alumnos, pero transmitía seguridad e imponía autoridad a fuerza de prestancia personal y solvencia académica, dos condiciones que la acompañaron durante el resto de su vida.
Era de izquierda, todos lo sabíamos, pero enseñaba Matemáticas como Pitágoras, aunque pensara como Marx o Engels. Y respetaba las ideas de los demás.
En los 42 años siguientes seguí de cerca su trayectoria. Siguió moviéndose en el ámbito universitario, haciendo más o menos lo mismo, siempre bien, dignamente, y pensando más o menos igual, acorde a los tiempos que se vivían. Un verdadero ejemplo virtuoso de coherencia ante tanta volatilidad, oportunismo y banalidad. Su amor por las estadísticas, la Universidad, que fue su casa, y por las ideas progresistas que siempre cultivó permaneció intacto hasta el fin de sus días.
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